jueves, 30 de mayo de 2013

El secreto.

Me llamo Margarita, tengo trece años de edad. Vivo en una casa en medio del centro de la ciudad de Buenos Aires, para ser exactos vivo a tres cuadras del obelisco. Mi casa es grande, y es una de las pocas casas que queda por aquí, ya que muchos son edificios y tiendas de ropa. 
Soy normal, o al menos lo aparento bastante bien. Tengo muchos amigos, los cuales me quieren y apoyan.
Mi padre murió en un accidente automovilístico de camino a Dolores (una ciudad a pocos kilómetros de aquí) 
Soy hija única, así que vivo con mi madre, quien es profesora de Ciencias Sociales en un colegio a pocas cuadras de casa. Eso significa que paso mayormente sola, quiero decir sin presencia de personas... porque si no voy al colegio o hago hockey estoy en casa, mayormente leyendo libros o incluso en redes sociales como Twitter o Facebook. 
Odio esta casa, es muy amplia, demasiado... tiene cinco habitaciones de las cuales tres están desocupadas, dos baños, un living, un comedor lo suficientemente grande, un lavadero, un patio, y un garage. Hace varios años que le digo a mi mamá que venda la casa, pero no es nada fácil considerando que es una mujer sola de unos casi cincuenta años, pero aún así se queja bastante del mantenimiento de esta casa.
Bueno, les voy a contar un secreto... mis amigos no lo saben, creerían que estoy más loca de lo que parezco.
Hace varios años, luego de la muerte de mis abuelos y mi padre veo cosas, así es... cosas, es extraño porque lucen como personas pero nunca pude tocarlos, solamente hablo con ellos. 
Teniendo en cuenta que paso más de la mitad del día aquí, ya estoy bastante acostumbrada, vale aclarar que alguna que otra vez me aterran cuando aparecen atrás mio y sin avisar, pero es solo su diversión.
Recuerdo cuando hace dos años una de estas criaturas se apareció mientras me duchaba, fue gracioso... tenía fiebre y pensaba que era solo un efecto secundario. Evidentemente no era así, igual no me preocupan, están encerrados por aquí, quiero decir ahora mismo uno de ellos me está mirando al escribir esto. 
Tanto insistieron en que hable de ellos que tuve que hacerlo... siquiera mi madre sabe de su existencia. Sólo yo, y ustedes ahora que leen esto. He llegado a pensar que eran productos de mi imaginación al no tener hermanos y  pasar sola mucho tiempo, pero me di cuenta de que están realmente y no solo los veo, incluso a veces los siento.
Como hace dos meses en mi cumpleaños, cuando uno de ellos dejó a los pies de mi cama un libro, cuando le pregunte a mi madre me dijo que ella no lo había dejado ahí.
Cada día me convenzo más y más, ellos son buenos y me lo dicen en cada instante, aún cuando estoy mal los veo presentes aquí.
Por eso quiero mudarme a una casa más pequeña, aún que no podrían venir conmigo quizá los próximos inquilinos podrían verlos y estar felices, como yo estoy ahora.
Supongo que es solo cuestión de tiempo hasta que yo también pueda estar con ellos, tal como me lo dicen. Este es mi pequeño secreto, espero que algún día puedan entenderlo tanto como yo... 
Ya son las cinco, es hora de ir a hockey, pero me molesta dejarlos solos acá. Me despido, ah y una cosita guarden mi secreto tanto como yo. 

                                                                  -S-



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